Una vez conseguido el vehículo, se han comenzado las labores de trabajo. Los puntos principales en los que se está trabajando son: elevar el vehículo, calzarle neumáticos adecuados, diseñar e instalar un cubrecarter, revisar equipamiento eliminando todo el peso posible y reemplazar las piezas que parece más gastadas o susceptibles de fallar (silentblocks, embrague, amortiguación, etc).
Pero la preparación para el rally no acaba con el coche. También hay que contar con temas como la adquisición de GPS, dispositivos de tracking, coordinar al equipo, seguros de accidentes, material de acampada, y un largo etcétera que hacen de esta preparación una carrera en sí misma.
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